martes, noviembre 24, 2009

Carta sin final

Hoy hace 2 meses decidiste que era tiempo de partir. O tal vez no lo decidiste. Solamente lo aceptaste. Hace dos meses. Y el tiempo pasa volando. Y hay días que pasan como si nada. Otros no tanto.

Me doy licencias. Se que puedo quedarme dando vueltas en San José porque no hay nadie en casa que me espere en horas de la tarde. Bueno, mis hijas peludas. Pero vos sabés que no es lo mismo. A veces desearía haber estado más con vos, pero también se que te di calidad de tiempo, y que ir a trabajar era necesario. Era parte de lo que querías para mi: un trabajo estable.

A veces veo las últimas fotos y me parece increíble que te fueras tan pronto, porque te ves llena de vida en cada imagen. Me pregunto si estabas sufriendo por dentro y no me lo dijiste. Aquel día en Uvita te vi llorar en el bote. Vos no me viste. Por eso asumo que vos sospechabas más de lo externaste, de lo que yo supe; pero como siempre fuiste como fuiste, preferiste guardar silencio.

Esa ha sido una queja recurrente: que no dijeras nada. Que mucha gente nunca supo que estuviste enferma. Pero precisamente sé por qué lo hiciste. Mi excusa es siempre la misma: siempre fuiste tan fuerte e independiente que jamás hubieras querido que te vieran como alguien dèbil o necesitada.

He recibido apoyo de mucha gente. He conocido a muchos que te conocieron. Nadie se pone de acuerdo a si nos parecemos o no. Pero yo sé que soy quien soy por vos.

Irónicamente hoy llamaron diciéndome que tu dinero del Seguro estaba listo. Me dio un no se qué cuando fui a recoger el cheque. Fue tristeza. Tengo plata pero no te tengo a vos para disfrutarla. ¿Y si devuelvo la plata, será que te voy a encontrar cuando abra la puerta de la casa? Madre. Te extraño. Cada día que pasa.

Óscar ha sido más que una muleta. La historia serìa otra si no estuviera conmigo. Y yo sé que eso te ayudó a irte más tranquila. Ahora ellos me secan las lágrimas. Óscar con su apoyo, su presencia y su palabra. Las hijas peludas literalmente secándome las lágrimas a lengüetazos incontrolables, cada vez que me oyen llorar.

En fin, mami. Que vamos para adelante. Sólo que no puedo evitar extrañarte. Y en realidad no quiero. Porque me recuerda día a día el privilegio que fue tenerte como madre.

Mi melita linda.

martes, octubre 27, 2009

(Re) Adaptación

Lo más difícil del proceso es adaptarse a las nuevas rutinas. Saber que nada de lo que hacías con esa persona lo vas a volver a vivir. Es como cuando uno termina con el novio y se aburre en la casa porque muchas de las actividades cotidianas las hacías con él; las conversaciones sólo las hacías con él, y era la primera y única persona en la que pensabas para comentar un incidente.

Así estoy yo. La morfina mental que tenía se ha disminuido. Esos pequeños episodios donde volvía a la realidad de su ausencia se han vuelto más constantes. Ya no es el impulso de querer llamarla a medio día para ver cómo está, o de sentir como si se hubiera ido de vacaciones. No. Ya ahora es caer en cuenta de que nunca más que llame a mi casa voy a escuchar su voz, y que sus vacaciones son permanentes, so pena de que nunca podré abrazarla para darle la bienvenida. De cierta forma es como retorceder en el proceso de duelo. Es aumentar el llanto. Es el no poder entender el por qué ella, por qué de esa manera y por qué tan pronto. Es retomar el camino y aprender a vivir de maneras distintas.

Este reajuste, readaptación, es por si sola una aventura. Hacer tareas y preocuparse por cosas que nunca te hubieran pasado por la cabeza. Tomar decisiones. Idear planes. Todo sin embargo, sin poder apartar de mi mente a ese ser que ya no está, a pensar en cómo lo hubiera resuelto ella. A precisamente extrañarla más porque ella hibiera tenido la solución mientras yo sigo dándole vueltas.

Es la vida, dirán. Pero es dura. A pesar de eso, no podría decir que daría la vida por mi mamá, porque sin miedo a equivocarme, estoy segura de que mami no hubiera querido vivir su vida sin su única hija a la par.

La readaptación también abre nuevas formas de ver el mundo. Ese darle vueltas a una idea que hace unos años no te hubieras creído capaz de tener.

Afortunadamente no estoy sola. Me he dado cuenta de eso en este proceso. Reafirmé el cariño de la gente. La buena voluntad de muchos. Me hace creer que aún hay esperanza en este mundo. (Por cierto. Gracias de nuevo a todos). Me hace creer que puedo depositar esa confianza en un ser humano. Ahorita, más específicamente, en el que se ha vuelto mi compañero y me ha pedido que me quede con él el resto de nuestras vidas. Mami estaría sorprendida de mi respuesta. Pero sobre todo, estaría contenta.

jueves, octubre 01, 2009

Despedida.

Siempre, entre bromas (pero seriamente convencida), le decía a mi mamá que tenía que vivir 100 años o más. Ella me decía que qué pereza andar tan "cacreca" por el mundo, pero yo le respondía que quería vivir muchas más cosas con ella. Ella entonces respondía lo mismo: concluía que se iba a quedar más años, solo que esperaba que no tantos como yo pretendía. La sola idea de perderla antes de tiempo, me daba escalofríos. 

Sin embargo, hace cerca de un mes, le pedì a Dios que se la llevara, y hace una semana le susurraba a ella en el oído que ya podía irse, que yo iba a estar bien. Después de un año y 4 meses de batallar contra un cáncer gástrico avanzado - y de darle pelea- mami falleció hoy hace una semana. 

Fue una muerte anunciada, que en los últimos meses volvió a asomar la cabeza, cuando parecía (al menos para mi madre, desgraciadamente a mi me cuesta creer en milagros) que la batalla se había ganado. En las últimas semanas y días la enfermedad la consumió con rapidez, como vengándose del tiempo extra que mami había logrado robarle a la muerte, según su pronóstico médico: "Si este cáncer me va a llevar, que se joda y le cueste", le decía a la gente.

Este no es un post para que me tengan lástima, ni para contarles lo maravillosa que fue mi madre, ni por qué sin duda merece el título de "Mejor Mamá del Mundo": este post es para que no les pase lo mismo que a mi, y sientan, además del vacío, un arrepentimiento por no haber actuado a tiempo.

"Su mamá debió hacerse esta gastro hace mínimo 3 años", dijo el Dr. Murillo cuando le hizo la biopsia y la mandó de emergencia a internarse en el México. Ya habían pasado meses, incluso años desde que mami tenia molestias estomacales, pero de los medicamentos normales para la gastritis, nungún médico pasó (ni en la Caja, ni en consulta privada).

El cáncer -la mayoría de ellos- es tratable, y tiene índices de remisión altos, o al menos una esperanza de vida importante si se detecta en etapas tempranas. Algunos son silenciosos hasta que ya estàn avanzados, por lo que es recomendable hacerse chequeos generales periódicamente. Otros dan "pistitas", por lo que no se debe pasar por alto cualquier síntoma extraño que haya, e insistir en realizarse todos los exámenes posibles, aunque su médico no lo crea necesario.

A veces son pretextos de tiempo, otra veces de índole monetario, pero quienes ya pasaron por esto saben que no hay dinero ni tiempo que compre el dolor de ver a tu familiar convertirse en un ser casi irreconocible -ni que te reconoce- (aún cuando luchó contra la enfermedad con todas sus fuerzas), y mucho menos la ausencia y el vacío que te deja la partida, porque lo más doloroso de todo es saber que ya no vas a poder seguir amando a esa persona (en el sentido físico), generando recuerdos bonitos, agradeciéndole a Dios porque podés disfrutar de su sonrisa.

Este es un proceso lento, cansado, doloroso. Traten de que no se repita en sus casas. Infórmense, participen en actividades, aconsejen a sus familiares, y sobre todo, no duden en recordarles lo mucho que los quieren cerca, que los quieren bien.

Ahora sólo falta que las grandes potencias dejen de gastar su presupuesto en armamento y busquen la cura contra esta y otras enfermedades dolorosas. La ironìa de la vida. 

Gracias a los Drs. Murillo Ceciliano (cirugìa), Landaverde (Oncología) y Williams (Paliativos) del Hospital México. Gracias especiales a toda la gente de la Clínica del Dolor y Cuidados Paliativos, del Calderón Guardia. Espero que no tengan nunca que ir, pero si lo hacen, sepan que son lugares como ese los que te devuelven la esperanza en la gente y en la Seguridad Social. 

Gracias a todos los que oraron, los que me mandaron sus buenas vibras, los que pasaban a leer, a saludar, aún cuando no me conocen. La vida sigue, y aunque sé que uno nunca se recupera totalmente, tengo mucho en qué ocupar mi mente. Un abrazo.  

lunes, septiembre 21, 2009

A Bid Farewell.

No sé por qué me late que probablmente este sea uno de los últimos posts que haga estando mami a la par mía. A veces quisiera pensar que si le bajaran las dosis de las drogas, ella volvería a ser quien fue. Al menos un cachito de quien era.
Ella está conmigo ahorita. Más bien yo estoy con ella, porque ella, su mente, está en una galaxia lejana. Los medicamentos, la morfina, la está convirtiendo rápidamente en un cuerpo sin vida. 

A finales de la semana pasada tuve que solicitar la incapacidad para cuidar enfermos terminales. Fue algo que quise postergar lo más que pude, tal vez como una forma inconsciente de pensar que aún quedaba esperanza o como una negación de que por algún tiempo tendría que sacrificar mi vida por la de ella. Y bueno, a fin de cuentas, ya que lo hice, no es tan doloroso (el sacrificio). Es doloroso ver el desgaste, eso sí. La dosis de morfina hubo que subírsela, y eso evidentemente hace que mami no tenga ni fuerzas ni mente para llevar una vida normal. Heme aquí escribiendo mientras ella duerme. Ya las órdenes de "trague" o "beba" se han vuelto difíciles de seguir.

Óscar, mi novio, se ha portado como un caballero. A fin de cuentas tuve que contarle porque un día me envió un correo alarmista, diciendo que me había sentido rara en el chat y que si era que no quería estar con él. En fin, que ya todo explicado, yo me sentí aliviada y él también, aunque dice que la última semana en el extranjero se le hizo eterna.

Óscar temporalmente ha trasladado sus piyamas y pantuflas a mi casa, a pesar de que sabe que tendrá que lidiar con un ambiente algo triste, con alguna que otra rabieta mía y con centenares de latas de atún, porque ambos estamos imposibilitados para cocinar (por inútiles). Al menos es un apoyo en casa, y espero siempre con ansias su regreso del trabajo.

El miércoles ma tendrá su primera visita domiciliaria de parte de la Clínica del Dolor (un lugar maravilloso, con gente maravillosa). Tengo mil preguntas e inquietudes, porque estar sola a cargo de un enfermo que se va debilitando poco a poco, no es "qué dicha", como me dice más de un conocido que llama preguntando por ella. "Qué dicha que ya la está cuidando", como si yo fuera omnipotente y tuviera la fuerza física y el conocimiento para desempeñar la labor en toda su complejidad. Y eso que creo que lo he hecho bien -hasta a inyectar tuve que aprender-, mas estoy a años luz de quedar satisfecha con lo que me toca hacer, y sobre todo, aún no logro dejar de pensar que esta es una carga que no debería tocarle a nadie solo. No hablo de apoyo moral, hablo más que todo de las cuestiones prácticas.

La carga sentimental son otros 100 pesos. No tengo el tiempo ni la fuerza para sentarme a llorar. Se me escapa entre horarios de inyecciones, las acompañadas al baño y los raticos que me quedan para recuperar energías (durmiendo). Tampoco tengo el tiempo para escuchar los lamentos de quienes -valga la redundancia- lamentan lo que está pasando. Creo que -aunque nunca puede ser al 100%- he asimilado ya parte de este proceso. No quiero tener que lidiar con los mocos y las lágrimas de quienes dicen que se van a quedar "solas" porque pierden a una confidente, cuando YO me quedo sola, no solo porque pierdo a una confidente, sino a una amiga, al amor de mi vida, a mi mamá. No puedo retroceder a ese estado. Ya tendré tiempo de volver a esa "etapa", pero no ahora. Entonces se hace agotador ese lamento de otros.

Y en fin. Creo que como ya me dijeron por ahi, estoy más bien en la etapa de "espero que esto termine pronto", tanto por mi salud como por -y sobre todo- por la dignidad del enfermo. Estos procesos te hacen cuestionar hasta a Dios, porque no entendés por qué una persona tiene que tener una final tan agónicamente largo y doloroso (ya luego filosofás de por qué igual la gente tiene que morir trágicamente, etc, etc.. mientras te bajás un buen trago de lo que sea). Pero en fin. Luego de berrinchear y caer en cuenta que ni siquiera has vuelto a rezar un Padre Nuestro porque no te nace, también caés en cuenta que las cosas inevitablemte tienen un propósito misterioso, y se dan hasta que El de Arriba quiera. Creás o no creás.

miércoles, septiembre 02, 2009

Morphine blues

La salud de mami se ha ido deteriorando poco a poco. Ese dolor de espalda perenne y agudo no se quita con nada. Recientemente se pasó a la anestomosis, es decir, en el pegue de la operación también siente dolor. Los medicamentos que mejor le hacen son los antiinflamatorios no esteroideos (me he vuelto experta en nombres extravagantes), con la advertencia por parte de drs, la internet y el mismo prospecto del medicamento de que puede provocar sangrado gástrico.

Pues la advertencia era cierta. Hace algunos días tuvo que ir de emergencia al Hospital porque efectivamente algo andaba mal. Después del lavado estomacal y de la gastro, se corroboró el sangrado, y nos dieron la "sorpresa extra" de que al parecer el cáncer había vuelto y estaba atacando la parte sana de estómago, iróncamente donde no habían quedado ganglios ni donde al parecer había metástasis.

Por cierto, y en nota aparte, no existe lugar más bizarro que la entrada de Emergencias de cualquier hospital. Es una montaña rusa de emociones, aunque la mayorìa de picos son dolorosos. Ahí te solidarizás, agradecés egoistamente que hay otros peores, y hasta llorás por aquellos que ves sufriendo. Como cuando todos corrimos a asomarnos por la ventana cuando escuchamos gritos desesperantes. Familiares de un muchacho, tirados en la acera frente al Hospital, que venían a verlo después de un accidente, para enterarse que ya había muerto. Ahí te das cuenta que hoy sos y mañana quién sabe, pero que al menos tenés el presente para hacerlo lo mejor posible. ........

Bueno. Después de pasar la noche en observación y constatar que ya no había sangrado, la mandaron "volada" a nueva cita en oncología, para saber qué hacer: si más quimio, si otra operación... alternativas que para mami no son muy positivas, porque la primera fue mortal y la segunda, muy pesada y concha. En ambos casos creo que piensa que no vale la pena intentarlo. Costo/ beneficio que llaman. De todas maneras, el oncólogo, el cirujano y el dr. de cuidados que la cuidan están todos de vacaciones.

Y como el dolor seguía y como con el antecedente de sangrado ya no podemos jugárnosla con las pastillas normales, le dieron una referencia para la Clìnica del Dolor, un paraíso para el enfermo, con buen trato y hasta musiquita instrumental de esas que calman hasta a la peor bestia. En palabras de mami: "hasta parece una clínica privada". Para que vean, que en algún momento, aunque sea en el ocaso de sus vidas, van a recibir un buen trato en el Seguro Social.
Pero bueno, tampoco. Porque no puedo quejarme del trato que ha recibido mi familia y yo durante todos los años que hemos visitado por una u otra razón el Seguro. En fin.

La Clìnica del Dolor en el Calderón Guardia es eficiente, el trato de los Drs. es maravilloso y las soluciones son prontas. A mami le mandaron morfina, junto con un coctel de otros medicamentos para apaciguar el dolor, abrir el apetito y evitar el estreñimiento. La mayorìa inyectada, en horas precisas y con instrucciones especiales. Tiene dos especies de catèter en el estómago por la que hay que inyectarla (yo sé que es como "de mentirilla", pero son también mis primeros pasos en el mundo de las inyecciones-todo un arte eso-). Tiene que acostumbrarse a los medicamentos. Por el momento, mami es un pequeño abejón de mayo, pero la Dra. asegura que pronto podrá hacer su vida normalmente, y sin dolor.

Las vecinas y amigas de mami se han portado como ángeles. mis compañeros de trabajo también. Los amigos que se van enterando han estado pendientes de todo. Mi novio (¿les conté que "re apareció" de nuevo alguien de mi adolescencia, que es bueno y con el que llevo un par de meses?) está en fuera del país. Con ese ha sido difìcil porque mientras me llama y me escribe contando lo maravilloso que está su viaje, yo tengo que guardar las apariencias, porque no quiero arruinar la alegría con la que está viviendo esa experiencia. Pero en fin. Vamos a ver qué pasa. Yo no sé ni qué pensar, ni qué pedir. No estoy peleada con Dios ni con mis santos amigos, pero es muy difícil saber qué pedir. Uno desearía más años, un milagro, pero cuando te sentís impotente ante el dolor, no descartás pedir otras cosas.

Les agradezco a todos los que me mandan las buenas vibras, si no he respondido a correos o a mensajes, no es por ser malagradecida. Lo tengo en cuenta, lo comento con ella, lo agradecemos juntas. Simplemente, a veces uno se siente saturada de lo mismo, y no quiere seguir redundando en un tema que parece no tener fin. Hasta en el trabajo uno trata de escaparse un poquito de la realidad.

Seguimos en la lucha.

lunes, mayo 18, 2009

Sin título

Ya hace varios sábados atrás tuve una de las conversaciones más extrañas que puede uno tener a la hora de almuerzo.

Gnocci maremonti y ravioles a la bolognesa. Segundo piso de Il Pomodoro. Mi mamá y yo hablábamos de la muerte. Los últimos exámenes salieron alterados, hay al parecer metástasis en el hígado y no vale la pena ponerle quimio, eventualmente se le pondrá, pero paliativa, cuando empiece a sentir dolor, que según dijo el doctor, podría ser muy pronto.

Y entonces hablábamos de eso que uno no cree que va a hablar nunca, porque es como un tabú, pero que a fin de cuentas hay que afrontar. Hablamos de cómo hay gente que vive mil años, y otra que se va mucho antes de tiempo. Hablábamos de cómo pagaré el entierro y si es mejor hacerlo con el Magisterio aunque no se sabe si hacen cremaciones. Nos pedimos perdón por las veces que nos herimos, intencionalmente o no. Nos dijimos cuánto nos queríamos. Me advirtió sobre embarazos y enfermedades venéreas, y por primera vez, en 28 años, me sugirió que llevara condones en el bolso si fuera necesario.

Si, la noticia nos ha tomado por sorpresa, mucho más para mami que para mi, que se creía completamente curada, casi rayando en milagro. Y ha estado relativamente bien, si no fuera por la osteoporosis y los dolores terribles que le dan, que ya una a estas alturas no sabe si es más bien los primeros signos de algo más.

La madrugada de ayer fue dura. No sé por qué me desperté, y ella estaba despierta (duermo con mi madre). Con mucho dolor. Yo ya no sé ni en dónde es, ni creo que haga falta ponerse a buscar explicaciones y orígenes. Sólo sé que tenía mucho dolor. También le dio asma. Y sé que tal vez parte de lo que le pasa es un poco mental, hoy tiene cita con el oncólogo, precisamente para ver si le envía su primera quimio paliativa.

Mami no quería quimio. Desde que supo la noticia, recordó lo que sufrió con el primer ciclo, y recuerdo escucharla jurar que nunca más, por la grandísima puta, se sometería a ese desgaste físico y emocional.

Pero hoy, después de hablar ayer con su digamos médico de cabecera, y con la madrugada en vela, pues amaneció dispuesta a que hoy pase lo que tenga que pasar. Incluso, creo que está dispuesta a "empujar" al Dr. para que se la mande de una vez, nada de esperar a que las cosas se compliquen.

La gente me pregunta cómo estoy. Estoy bien. Han llegado cosas y personas nuevas a mi vida y creo que me he mantenido fuerte. Hasta hoy. Hoy se me han asomado las lagrimillas. Es que es duro. Sobre todo esa incertidumbre de cómo será, de qué va a pasar. No tanto el dolor de que mi mamá se tenga que ir,(porque a regañadientes, creo que he aprendido a aceptar que eventualmente se va a tener que ir mucho antes de lo que debería), sino el dolor de verla sufriendo, porque no se lo merece. Porque ha sido fuerte toda su vida, y lo más justo es que se vaya sin sufrimiento, ya la vida ha sido dura anteriormente como para que lo siga siendo ahora.

Igual seguimos adelante. Hemos paseado, hemos, por más cliché que suene, aprendido por mucho a vivir el día a día (o al menos intentarlo). Yo sé que es duro para ella, pero hay pequeños detalles que me hacen ver que ella también ha cambiado su filosofía de vida -tal vez para sentirse en paz-, y la admiro, más aún, porque sé que para ella implica una desprogramación social de toda la vida.

Y bueno, como le decía a ella y a algunos allegados, lo positivo de esto es que igual no hemos perdido el tiempo sanando heridas del pasado, reencontrándonos o aprendiendo a perdonarnos, porque siempre hemos tenido una relación privilegiada. Este tiempo ha servido más bien para reforzar lo que sentimos por la otra y para concluir que, cuando el momento llegue, ambas estaremos en paz.

El sábado se cumple un año de la operación. Pienso celebrar con ella -y con una de esas personas que llegó (volvió 13 años después -luego les contaré) a mi vida- el primer aniversario del acontecimiento que nos cambió la vida, y que nos hizo valorarla más.

miércoles, febrero 25, 2009

Tarde de transacciones

Al menos la reconfortó saber que él también estaba nervioso. Es que a pesar de todo, de la confianza y de haber hablado de cosas serias y estupideces durante tantos años, no es lo mismo pensar en explorar otro nivel de la relación. Ella pasó el día con la duda de cancelar la cita: “¿se verá mal lo que estoy haciendo?”, aunque por otro lado la adrenalina y la curiosidad, le generaban una sonrisa idiota con la que pasó todo el día en el trabajo y que le bajaba al estómago y le hacía cosquillitas. Esas que hace tiempo no sentía.

Él, aunque era el oferente, también pensó en retractarse: “¿Y si nos cagamos en la amistad?”. Ya después asumió que ambos eran lo suficientemente maduros para que eso no se interpusiera. Se había pactado como una especie de “intercambio de bienes”, uno que ofrece algo que el otro no tiene. Una simple transacción. Un favor entre amigos.

El comienzo fue incómodo. Un nudo en la garganta, conversación aleatoria de cualquier estupidez, “¿querés algo de tomar?”, y luego entrar en materia, tomar la iniciativa, porque ambos estaban demasiado apenados para hacerlo. Así que uno le preguntó al otro si comenzaban ya. La respuesta fue afirmativa.

Al principio, ella tuvo desconcentración, pero con el paso de los minutos, de las acciones, se dejó llevar (a pesar de que Sabina sonaba al fondo, y de alguna manera recodó todos los clichés de amantes bohemios-y le daba risa-). A fin de cuentas fue fácil. No había vergüenza de por medio (o al menos la normal de esa “primera vez” con alguien), y comenzó a seguir el juego.

Y en algún momento, pensó en que esos mismos trucos que estaba aplicando, los había aprendido con otro. El otro. El que ya no está. Pero que igual los ponía ahora en práctica porque no sabía (o no recordaba- ya todo un calendario se había gastado desde la última vez-) amar de otra manera, pero igual los estaba disfrutando y sabía que sólo con el tiempo, podría aprender otros nuevos.

La compañía era más que agradable. Porque era una persona a quien conocía desde hace tiempo y a quien estimaba, más nunca pensó en tratar con él en ésta posición (hablando sarcástimente en todos los sentidos).

Y después que todo pasó, cuando hablaban, ella se dio cuenta que probablemente él había estado más nervioso que ella. Entonces por un segundo, lo vio con otros ojos, diferentes a los de amistad. Lo vio con ojos de ternura, de alguna manera con ojos de atracción. Ella se dio cuenta que él podría haber sido desde hace mucho no sólo un buen amigo, sino un buen compañero. Y eso le dio miedo, porque el encuentro de esa tarde había sido pactado como una única transacción entre amigos, aunque ella, gustosa, estaría dispuesta a repetirla.

domingo, febrero 08, 2009

Promesas

-"¿Vos sos mía?" Le dijo él una de las tantas veces que yacían en la cama.
-"¿Cómo tuya?"-sonrío ella nerviosa, sin entender bien el cuestionamiento. "Sino, ¿de quién más?".
-"No, tonta!" - dijo él sonriendo. "Nada más decime que siempre vas a ser mía".
Y ella le dijo que si, porque realmente no se imaginaba que algún día pudiera estar en esa misma cama, haciéndole promesas a otro. Mucho menos se imaginaba que él pudiera, en un futuro, estar en el lecho de otra escuchando otra voz.
-"Yo también soy tuyo". Y se volvieron a acurrucar, como si el tiempo no pasara y como si las palabras no se las pudiera llevar el viento.

Muchas sábanas se han cambiado desde entonces, muchas promesas se han roto. Las hojas se han caído, y el viento las barrió. Incluso barrió la inocente confianza que tienen los enamorados cuando todo es color de rosa. Y tomaron caminos separados, aunque extrañamente, algo siempre los continuaba ligando al otro.

Sus decisiones los han llevado por caminos empedradros; y algunas lecciones las han aprendido de manera más cruel que otras. Cada quién decidió afrontar las cargas de la mejor manera que sabe, aunque eso siginifica ser un cobarde.

Pero a pesar de que él ya comparte el lecho de otra, y que ella fantasea con otros hombres -aunque no ha aparecido ninguno merecedor de su cama-, aquella pregunta y aquellas respuestas siguen, curiosamente, presentes en el inconsciente de ambos. Como si supieran que tarde o temprano volverán a ser uno mismo, tirados en la cama y haciéndose promesas que quizás, esta vez, si serán para siempre.

lunes, enero 19, 2009

Los idiotas masoquistas del mundo.. unios!

Hace algún tiempo, mi amiga Jen, me envió esto. Habla sobre las Paulas del mundo: esas mujeres inteligentes, divertidas, agraciadas mas no despampanantes, que se convierten en la compañera, confidente, compinche, "sidekick" del hombre común y corriente, pero nunca en su amante, en su novia o en su esposa; porque para eso están las "reventadas" sin cabeza. O a veces no son ni reventadas. A veces son sencillas. Tan sencillas que no hay mucho drama ahí, porque nunca habrá confrontación. Porque son tan débiles de carácter que representan el ideal del hombre cavernícola: cuidar y llevar el sustento de su desamparada mujer.

Entonces cuando el hombre quiere sentirse macho, pasea y fornica con su novia trofeo, la que llora porque se quebró la uña y le arma un berrinche porque no la lleva a Frankie Go donde están las amiguis de la U Latina (sorry si alguien es de la Latina, pero probablemente conoce a alguien que es así, si es que ud no lo es)...toman, se divierten en estupideces, tienen sexo y se acaba la cosa.

En cambio, cuando quieren sentirse seres humanos, llaman a las Paulas del mundo, con las que pueden irse a tomar las birras o el cafecito tranquilamente, disfrutar de aquel concierto que la otra mensa no entendería o hablar del desarme nuclear e incluso tener un debate interesante al respecto... toman, comen, pasean, el mae vuelve a los brazos de la mensa y las paulas vuelven a su casa, solas.

Y es evidente que es injusto que las pobres Paulas del que habla el post, vayan por la vida siendo el "reality check" de muchos hombres, y que estos sean incapaces de elegir la mejor opción para su vida porque un par de pechos u ojos lagrimosos les nublan la vista.

Pero y bueno. También está la otra cara de la moneda. Las Paulas que están ahí por cuenta propia. Y no hablemos sólo de las.. porque conozco unos cuantos hombres que caben en esa categoría de "mejor amigui" perenne de una mujer.

Y toda esta divagación nace de escuchar y vivir esas historias. Pensé que sólo era yo la que anda por el mundo autoflagelándome, pero prestando atención, es un fenómeno bastante común y peligrosamente aceptado... por uno mismo.

Y es que es interesante, porque por lo general, a uno ya para estas alturas le han pateado el ass unas cuantas veces, ha llorado amargamente y se ha jurado no volver a ser presa fácil de la gente aprovechada. Pero heme aquí consciente de que otra vez estoy cayendo en esa espiral hacia abajo. Y la ironía es que cuando a uno le llegan a contar historias parecidas, ahi si somos "Dr. Phil", con la solución y la autoridad para mandar a todo el mundo al carajo.

Mi amiga Marianita es la Paula que inspiró este cuento (yo estoy pasando por lo mismo, pero lo mío es crónico y más bien se enreda más cuando trato de desenredarlo): es la típica mae tuanis, inteligente, capaz de sacarle una risa al más amargado, apuntada, bonita (no despampanante), y un largo etcétera que no vale ni un carajo porque la única persona que le importa, prefiere usarla de trapo. Un día van a tomar café y son felices, al otro día el mae la planta. Un día podrían ser pareja, y al otro él tiene mucho en la cabeza como para comprometerse en algo.

Y ahí sigue Marianita. Con la determinación de olvidarse de él, pero con poca fuerza para hacerlo, porque sólo el hecho de un "hola" en el messenger, es suficiente para que ya ella sea feliz el resto del día. O está Esteban, que si viviéramos a principios del siglo pasado, probablemente tendría varias chaquetas rotas por estarlas usando de alfombra para que su "doncella" con novio, pasara sin mojarse en el charco, a pesar de que ella no desaprovecha el momento para dejarlo en ridículo.

Y entonces. ¿Qué nos pasa? ¿Será que, aún en plenos tiempo de crisis y negativismo, tenemos la fé de ser capaces de cambiar el mundo y la forma de pensar de algunos cuantos? Que pensamos que el amor aún lo puede, ¿o somos simples idiotas sin autoestima? Porque sabemos que no es sano, porque sabemos que probablemente estén jugando con nosotros, pero no podemos ni queremos separarnos de ese tormento. O tal vez esa otra persona si nos valora, pero no tiene las pelotas para dar el paso y deshacerse de su "cabeza hueca" y darle la oportunidad a las Paulas o Paulos que (ellos y ellas saben que) si los valoran. ¿Quién es el más idiota?