martes, octubre 27, 2009

(Re) Adaptación

Lo más difícil del proceso es adaptarse a las nuevas rutinas. Saber que nada de lo que hacías con esa persona lo vas a volver a vivir. Es como cuando uno termina con el novio y se aburre en la casa porque muchas de las actividades cotidianas las hacías con él; las conversaciones sólo las hacías con él, y era la primera y única persona en la que pensabas para comentar un incidente.

Así estoy yo. La morfina mental que tenía se ha disminuido. Esos pequeños episodios donde volvía a la realidad de su ausencia se han vuelto más constantes. Ya no es el impulso de querer llamarla a medio día para ver cómo está, o de sentir como si se hubiera ido de vacaciones. No. Ya ahora es caer en cuenta de que nunca más que llame a mi casa voy a escuchar su voz, y que sus vacaciones son permanentes, so pena de que nunca podré abrazarla para darle la bienvenida. De cierta forma es como retorceder en el proceso de duelo. Es aumentar el llanto. Es el no poder entender el por qué ella, por qué de esa manera y por qué tan pronto. Es retomar el camino y aprender a vivir de maneras distintas.

Este reajuste, readaptación, es por si sola una aventura. Hacer tareas y preocuparse por cosas que nunca te hubieran pasado por la cabeza. Tomar decisiones. Idear planes. Todo sin embargo, sin poder apartar de mi mente a ese ser que ya no está, a pensar en cómo lo hubiera resuelto ella. A precisamente extrañarla más porque ella hibiera tenido la solución mientras yo sigo dándole vueltas.

Es la vida, dirán. Pero es dura. A pesar de eso, no podría decir que daría la vida por mi mamá, porque sin miedo a equivocarme, estoy segura de que mami no hubiera querido vivir su vida sin su única hija a la par.

La readaptación también abre nuevas formas de ver el mundo. Ese darle vueltas a una idea que hace unos años no te hubieras creído capaz de tener.

Afortunadamente no estoy sola. Me he dado cuenta de eso en este proceso. Reafirmé el cariño de la gente. La buena voluntad de muchos. Me hace creer que aún hay esperanza en este mundo. (Por cierto. Gracias de nuevo a todos). Me hace creer que puedo depositar esa confianza en un ser humano. Ahorita, más específicamente, en el que se ha vuelto mi compañero y me ha pedido que me quede con él el resto de nuestras vidas. Mami estaría sorprendida de mi respuesta. Pero sobre todo, estaría contenta.

jueves, octubre 01, 2009

Despedida.

Siempre, entre bromas (pero seriamente convencida), le decía a mi mamá que tenía que vivir 100 años o más. Ella me decía que qué pereza andar tan "cacreca" por el mundo, pero yo le respondía que quería vivir muchas más cosas con ella. Ella entonces respondía lo mismo: concluía que se iba a quedar más años, solo que esperaba que no tantos como yo pretendía. La sola idea de perderla antes de tiempo, me daba escalofríos. 

Sin embargo, hace cerca de un mes, le pedì a Dios que se la llevara, y hace una semana le susurraba a ella en el oído que ya podía irse, que yo iba a estar bien. Después de un año y 4 meses de batallar contra un cáncer gástrico avanzado - y de darle pelea- mami falleció hoy hace una semana. 

Fue una muerte anunciada, que en los últimos meses volvió a asomar la cabeza, cuando parecía (al menos para mi madre, desgraciadamente a mi me cuesta creer en milagros) que la batalla se había ganado. En las últimas semanas y días la enfermedad la consumió con rapidez, como vengándose del tiempo extra que mami había logrado robarle a la muerte, según su pronóstico médico: "Si este cáncer me va a llevar, que se joda y le cueste", le decía a la gente.

Este no es un post para que me tengan lástima, ni para contarles lo maravillosa que fue mi madre, ni por qué sin duda merece el título de "Mejor Mamá del Mundo": este post es para que no les pase lo mismo que a mi, y sientan, además del vacío, un arrepentimiento por no haber actuado a tiempo.

"Su mamá debió hacerse esta gastro hace mínimo 3 años", dijo el Dr. Murillo cuando le hizo la biopsia y la mandó de emergencia a internarse en el México. Ya habían pasado meses, incluso años desde que mami tenia molestias estomacales, pero de los medicamentos normales para la gastritis, nungún médico pasó (ni en la Caja, ni en consulta privada).

El cáncer -la mayoría de ellos- es tratable, y tiene índices de remisión altos, o al menos una esperanza de vida importante si se detecta en etapas tempranas. Algunos son silenciosos hasta que ya estàn avanzados, por lo que es recomendable hacerse chequeos generales periódicamente. Otros dan "pistitas", por lo que no se debe pasar por alto cualquier síntoma extraño que haya, e insistir en realizarse todos los exámenes posibles, aunque su médico no lo crea necesario.

A veces son pretextos de tiempo, otra veces de índole monetario, pero quienes ya pasaron por esto saben que no hay dinero ni tiempo que compre el dolor de ver a tu familiar convertirse en un ser casi irreconocible -ni que te reconoce- (aún cuando luchó contra la enfermedad con todas sus fuerzas), y mucho menos la ausencia y el vacío que te deja la partida, porque lo más doloroso de todo es saber que ya no vas a poder seguir amando a esa persona (en el sentido físico), generando recuerdos bonitos, agradeciéndole a Dios porque podés disfrutar de su sonrisa.

Este es un proceso lento, cansado, doloroso. Traten de que no se repita en sus casas. Infórmense, participen en actividades, aconsejen a sus familiares, y sobre todo, no duden en recordarles lo mucho que los quieren cerca, que los quieren bien.

Ahora sólo falta que las grandes potencias dejen de gastar su presupuesto en armamento y busquen la cura contra esta y otras enfermedades dolorosas. La ironìa de la vida. 

Gracias a los Drs. Murillo Ceciliano (cirugìa), Landaverde (Oncología) y Williams (Paliativos) del Hospital México. Gracias especiales a toda la gente de la Clínica del Dolor y Cuidados Paliativos, del Calderón Guardia. Espero que no tengan nunca que ir, pero si lo hacen, sepan que son lugares como ese los que te devuelven la esperanza en la gente y en la Seguridad Social. 

Gracias a todos los que oraron, los que me mandaron sus buenas vibras, los que pasaban a leer, a saludar, aún cuando no me conocen. La vida sigue, y aunque sé que uno nunca se recupera totalmente, tengo mucho en qué ocupar mi mente. Un abrazo.