lunes, enero 19, 2009

Los idiotas masoquistas del mundo.. unios!

Hace algún tiempo, mi amiga Jen, me envió esto. Habla sobre las Paulas del mundo: esas mujeres inteligentes, divertidas, agraciadas mas no despampanantes, que se convierten en la compañera, confidente, compinche, "sidekick" del hombre común y corriente, pero nunca en su amante, en su novia o en su esposa; porque para eso están las "reventadas" sin cabeza. O a veces no son ni reventadas. A veces son sencillas. Tan sencillas que no hay mucho drama ahí, porque nunca habrá confrontación. Porque son tan débiles de carácter que representan el ideal del hombre cavernícola: cuidar y llevar el sustento de su desamparada mujer.

Entonces cuando el hombre quiere sentirse macho, pasea y fornica con su novia trofeo, la que llora porque se quebró la uña y le arma un berrinche porque no la lleva a Frankie Go donde están las amiguis de la U Latina (sorry si alguien es de la Latina, pero probablemente conoce a alguien que es así, si es que ud no lo es)...toman, se divierten en estupideces, tienen sexo y se acaba la cosa.

En cambio, cuando quieren sentirse seres humanos, llaman a las Paulas del mundo, con las que pueden irse a tomar las birras o el cafecito tranquilamente, disfrutar de aquel concierto que la otra mensa no entendería o hablar del desarme nuclear e incluso tener un debate interesante al respecto... toman, comen, pasean, el mae vuelve a los brazos de la mensa y las paulas vuelven a su casa, solas.

Y es evidente que es injusto que las pobres Paulas del que habla el post, vayan por la vida siendo el "reality check" de muchos hombres, y que estos sean incapaces de elegir la mejor opción para su vida porque un par de pechos u ojos lagrimosos les nublan la vista.

Pero y bueno. También está la otra cara de la moneda. Las Paulas que están ahí por cuenta propia. Y no hablemos sólo de las.. porque conozco unos cuantos hombres que caben en esa categoría de "mejor amigui" perenne de una mujer.

Y toda esta divagación nace de escuchar y vivir esas historias. Pensé que sólo era yo la que anda por el mundo autoflagelándome, pero prestando atención, es un fenómeno bastante común y peligrosamente aceptado... por uno mismo.

Y es que es interesante, porque por lo general, a uno ya para estas alturas le han pateado el ass unas cuantas veces, ha llorado amargamente y se ha jurado no volver a ser presa fácil de la gente aprovechada. Pero heme aquí consciente de que otra vez estoy cayendo en esa espiral hacia abajo. Y la ironía es que cuando a uno le llegan a contar historias parecidas, ahi si somos "Dr. Phil", con la solución y la autoridad para mandar a todo el mundo al carajo.

Mi amiga Marianita es la Paula que inspiró este cuento (yo estoy pasando por lo mismo, pero lo mío es crónico y más bien se enreda más cuando trato de desenredarlo): es la típica mae tuanis, inteligente, capaz de sacarle una risa al más amargado, apuntada, bonita (no despampanante), y un largo etcétera que no vale ni un carajo porque la única persona que le importa, prefiere usarla de trapo. Un día van a tomar café y son felices, al otro día el mae la planta. Un día podrían ser pareja, y al otro él tiene mucho en la cabeza como para comprometerse en algo.

Y ahí sigue Marianita. Con la determinación de olvidarse de él, pero con poca fuerza para hacerlo, porque sólo el hecho de un "hola" en el messenger, es suficiente para que ya ella sea feliz el resto del día. O está Esteban, que si viviéramos a principios del siglo pasado, probablemente tendría varias chaquetas rotas por estarlas usando de alfombra para que su "doncella" con novio, pasara sin mojarse en el charco, a pesar de que ella no desaprovecha el momento para dejarlo en ridículo.

Y entonces. ¿Qué nos pasa? ¿Será que, aún en plenos tiempo de crisis y negativismo, tenemos la fé de ser capaces de cambiar el mundo y la forma de pensar de algunos cuantos? Que pensamos que el amor aún lo puede, ¿o somos simples idiotas sin autoestima? Porque sabemos que no es sano, porque sabemos que probablemente estén jugando con nosotros, pero no podemos ni queremos separarnos de ese tormento. O tal vez esa otra persona si nos valora, pero no tiene las pelotas para dar el paso y deshacerse de su "cabeza hueca" y darle la oportunidad a las Paulas o Paulos que (ellos y ellas saben que) si los valoran. ¿Quién es el más idiota?