"Esa es la vida". Me dice ella mientras trata de justificar eso que yo no entiendo. ¿Cómo es que la vida, si es para disfrutarla, transcurre la mayorìa del tiempo entre las 4 paredes de una oficina"?
Supongo que esta nueva transición en el mundo laboral no ha sido tan suave como yo esperaba. En realidad me lo medio esperaba, porque más o menos sabía en qué me estaba metiendo. Pero a como se vislumbra el panorama, va a ser más difícil de lo que pensé.
Tal vez fue mala costumbre, tal vez es que siempre he sido media idealista. Lo cierto es que momentos de crisis y estrés como este, me hacen cuestionar si realmente las personas somos felices con lo que hacemos para ganarnos la vida.
Cierto que la mayorìa no nació y nunca verá una cuna de oro, pero ¿realmente vale la pena matarse en el trabajo durante toda la vida para disfrutar una vejez "digna"? Y va entre comillas porque probablemente esté tan afectada por el cigarrillo, el alcohol, el estrés, la contaminación, etc etc., que llegue a ser una vieja decrépita, y solitaria. Porque a quienes realmente quise y con los que debí compartir, hace ya rato se fueron, mientras yo trabajaba.
Yo no quiero eso para mi vida. Y eso es lo que me frustra. No quiero ser de las que sólo ve la luz del dìa cuando se va para el trabajo y a la hora de almuerzo, ni quien tiene contacto con sus seres queridos sólo al desayuno y al hora de dormir (y eso que ya existe el celular y el messenger...!Alabado!).
Yo quiero disfrutar plenamente los años que me quedan con quienes "por naturaleza" deben irse antes que yo, porque ya he tenido que arrepentirme de no disfrutar al 100% a otros que ya no están.
"A mi me pasó. Yo no disfruté su infancia. La disfrutaron sus abuelas", dijo mi mamá para justificar su resignación a que el mundo se mueva así. "Pues yo no quiero eso. No quiero arrepentirme cuando ya sea tarde", le dije. "Diay, ma. Esa es la vida"
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