viernes, junio 04, 2010

Recaída.

Hoy me di cuenta (otra vez) de que no lo he superado. Que probablemente nunca lo haga. Si bien es cierto que todos lo días tengo algún recuerdo de lo que fue en vida, lo cierto es que no creo que ese recuerdo mitigue el dolor que aún siento por su ausencia.

Hoy vi una foto, su carita hermosa pero a la vez con tristeza. Probablemente sabía que era uno de los últimos paseos que íbamos a hacer, y a la vez trató de que fuera uno de los más alegres de su vida. Y no dudo que lo fuera. Pero a veces eso no es suficiente. Yo cambiaría lo que fuera porque esa felicidad no hubiera sido de un momento, de unos días. Yo cambiaría lo que fuera para que no hubiera existido el motivo para dejar esos recuerdos felices, porque los recuerdos son lo que queda cuando inevitablemente algo tiene que terminar. Yo no quería que terminara y mucho menos, ella.

Hoy colapsé. Como hace tiempo no lo hacía. Con ese llanto que sale desde un hueco que duele en el pecho, en el alma, en el corazón. Que está ahí pero que el trajín de la vida cotidiana oculta, y que en los momentos menos esperados sale, reclama su espacio. Y recuerdo que esto está apenas empezando, que es relativamente poco el tiempo que he vivido con su ausencia, y que un gran amor no se olvida de la noche a la mañana. Es más, nunca se olvida.

5 comentarios:

Chepe Centro dijo...

No se han ido del todo... si su esfuerzo da frutos aún...

*°·.¸¸.° Heidy °·.¸¸.°* dijo...

Tu proceso de duelo aun no ha finalizado, y aunque ya lo hubiese hecho, su recuerdo estará siempre con vos.

Un gran abrazo

Pentium III de 750 MHZ dijo...

Gracias chicos. El recuerdo efectivamente está ahí, siempre. No sólo por ver sus fotos, sino por esas cotidianidades que impiden que se esfume. Y que tampoco pienso dejar morir.

Chepe Centro dijo...

Ro, todo es un proceso, y estos duelos creo que nunca se llegan a cerrar. No podemos olvidar la ausencia, solo aprender a vivir con ella.
No sé qué es más difícil, si revivir los recuerdos y saber que no volverán, o pensar en que ya no habrán recuerdos nuevos.
Si algo he aprendido del duelo es que hay que sacarlo. Aunque la gente te haga cara de "supérelo". Aunque te digan que seguís en lo mismo y tenés que salir de ahí. El proceso es individual y es distinto en cada persona.
Si tenés alguien con quién hablar, eso ayuda, y sino, buscá a alguien con quien simplemente podás desahogarte, sacar todo lo que hay dentro. No necesitás alguien que te proponga soluciones, no necesitás eso. No necesitás opiniones, consejos, ni recetas mágicas. Sólo alguien que escuche.
Un abrazo a la distancia, y recordá los cherry blossoms.

la pequeña cris... dijo...

Cundo leo este tipo de cosas, me quedo en blanco, por que sé que la mayoría del tiempo, no hay consuelo que valga...
Lo que sí se, es que sin haberla conocido la admiro mucho. No solo fue extremadamente valiente, sino que dejó una hija digna de admirar.
No puedo hablar del pasado, pero puedo hablar del ahora, y sé que aunq ya no está (y creeme que desearía conocerla) lo que nos dejó es invaluable.
La energía no se crea ni se destruye, solo se transforma y la de tu madre se convirtió no solo en algo hermoso, sino en algo que más allá del umbral ayuda a mucha gente. entre esas personas estoy yo...

Un abrazo preciosa!