miércoles, diciembre 26, 2007

Sin título.

Negación.
Etapa uno de un tormentoso camino que me espera. Al menos hoy fue mejor que ayer, y que antier, y que hace una semana.
Esa cualidad tan humana de auto flagelarse, de infligirse dolor. De seguir rasgando las paredes donde lo que queda es cemento. Obra gris.
De que a pesar de estar acostumbrada a ver el vaso medio vacío, me inclino esta vez a pensar que tiene unas gotas más allá de la mitad. Es cuestión de fe. De Perseverancia. De Fuerza.
Pero me mata por dentro. Me ha estado carcomiendo desde hace semanas. Pero no tengo el valor para afrontarlo, porque sé que ese paso, pueda que sea el último. Y como animalillo conformista, prefiero tener unas boronas a no tener nada.
Y parece ser tan sencillo para otros! Retomar la normalidad, cerrar el grueso libro que todavía tenía miles de páginas en blanco.

Yo quiero seguirlo escribiendo.

2 comentarios:

Jen® dijo...

rosita :(

Confetti dijo...

hA ver querida, de rebote estoy por acá tambien.

Así que aprovechando te cuento un cuento...

Había una vez una princesita hecha de un montón de pedacitos de papel, que estaba realmente enamorada de un príncipe maravilloso.

Él (puedo decirlo ahora casi sin ningún resentimiento, pero a eso iremos más adelante en la historia, o sea *) es alguien super especial, definitivamente una persona maravillosa, que despertó hasta la última fibrita del corazón, que cambió la perspectiva de todo lo que se podía esperar de un hombre, de una pareja.

Todo marchaba muy bien en el país de las maravillas. O al menos eso era lo que creía. Prince Charming en cuestión decidió un día que pitó el árbitro y NO DA MÁS.

Pobre confetti se iba a morir, lloraba y lloraba y lloraba... No entendía que había hecho mal. Adónde fallé? Qué fue lo que hice? Qué dije? Por qué no me quiere?

Se encerró, hizo berrinche hasta más no poder, aruñó paredes, se alzó en huelga de hambre, se bebió hasta el agua de los floreros y las peceras y siguió en un calvario imaginario creado única y exclusivamente para justificar el vacío tan terrible que llevaba adentro.

Digan lo que digan no hay nada en el mundo que duela tanto como sentir el corazón vacío.

Volviendo al cuento: Un día el confetti se encontró con un semi-duende adquirido por medio del maravilloso príncipe un tiempo atrás. Como con los duendes nunca se sabe, ella no estaba muy segura de quererle conversar. Entonces el duende se le acercó y le preguntó que si ella sabía cuál era el lobo más peligroso. Claro que putas va a estar pensando uno en lobos cuando tiene el corazón roto, que le pasa a este carajo?

El duendecillo le dijo con una sonrisita, de esas que no se sabe si son maldad o no, que el lobo más el lobo más peligroso es el lobo herido, porque ya no tiene nada que perder.

Flum, desapareció entonces entre nubes de colores (ahí consultarás con Jen® si tenían o no algún parentesco con la de ella, tal vez te guíe al duendecillo y te pueda dar mejores consejos que yo).

El punto es que el duende tenía razón, y eso de pasar de princesa a lobo no es algo muy correcto en los cuentos de hadas (insertar sonido de acetato que se detiene). Entonces que estaba pasando?

Fin de la historia.

Desde ese día he llegado a varias conclusiones que tal vez sirvan de moraleja para vos:

1. El amor es algo volátil.

2. No siempre es culpa de alguíen y mucho menos tuya.

3. Todos tenemos miedos y reaccionamos de maneras diferentes.

4. Que alguien no quiera, no pueda o no logre establecerse en una relación no lo hace el malo de la película.

5. Date cuenta que el amor y el desamor son lados de la misma moneda y que el solo hecho de involucrarse con alguien es tirarla al aire.

6. Vos sos lo más valioso que tenés ( y este si me voy a tomar la molestia de explicarlo). Por más que querás a alguien, no podés darle más de lo que sos. Tampoco sirve darle menos así que ni entrés en esa etápa de autodestrucción, que no te va a llevar a ningún lado. La vida te va enseñando, y perdonáme el francé a pichazo puro, que el amor no es alo que podás dar y quitar (acordáte que el que regala y quita se vuelve cuita).

Por más que estés herida, no podés desquerer a alguien, ni dejar de quererlo, ni quererlo más porque no te quiere de vuelta. Volviendo a lo que te dije que iba a tocar más adelante en la historia, o sea *, el príncipe de mi cuento, sigue siendo (adonde quiera y con quien quiera que sea que esté) un hombre maravilloso, que me dio mucho en poco tiempo y que no se llevó lo que me dio, porque todavía está en mi corazón. Pero ya no me hace tanto daño, solo me duele un poquito querer y no querer ser su amiga. No es que todavía tenga ese rayito de esperanza, Entiendo, creo, que no hice nada malo, que no terminó conmigo por mi, si no por él y a veces lo compadezco un poquito, aunque suene feo decirlo, yo le dí todo y si no pudo o no supo que hacer con eso, no es para mí.

Tampoco es un ogro malo y feo, simplemente es un príncipe que tiene su propio cuento muy distinto del mio y que en algún momento se va a encontrar a otra princesa tal vez no muy distinta a mí y que va a ser felíz para siempre en un país, espero, no muy lejano.

Ya la moraleja se me está haciendo más larga que el cuento, pero es que en realidad, así fue lo que pasó...

Vas a estar bien, si no estás bien no es el final. Te aseguro que tu historia tiene un final feliz, nada más seguílo escribiendo.

Un abrazo.

No sufrás más.

(**Confetti se limpia una lagrimita y decide dejar de escribir.)