Sábado 26 abril de 2008
No sé por qué no me extraña que a fin de cuentas no me llamaras para dar explicaciones. Siempre tuviste algo mejor que hacer antes que estar conmigo. Siempre tuviste a algún amigo o damicela en desgracia a quién socorrer primero, y sabías que yo iba a estar ahí esperando, admirando y aplaudiendo tu altruismo. Esta vez no. Ninguna de tus estúpidas excusas van a ser suficientes para justificar que hasta el día de hoy sigás rompiendo todas y cada una de tus promesas.
Ahora todo es más sencillo, porque lo veo con los ojos del odio, de la decepción, que curiosamente, parece que son los mismos ojos de la objetividad. Sos incapaz de querer de verdad, de comprometertee y de luchar por las cosas. Sos un cobarde. Porque es más sencillo guardar silencio, dejar que las cosas "pasen" y no poner de tu parte por tratar de arreglarlas. O al rato no es cobardía, sólo que sos incapaz de querer o realmente preocuparte por alguien. Sos capaz de "estar ahí para todos" (por eso todos te quieren, sos el compa ideal) pero sos incapaz de demostrarle cariño a la gente más cercana en tu vida. Qué extraño, no? Es que tal vez sos tan egoísta que primero está siempre tu satisfacción y estar bien con vos mismo, que hacer un esfuerzo por ponerte en los zapatos de otro.
Aún no entiendo la razón por la que estuviste conmigo por tanto tiempo (aparte de por la cobardía para aceptar las cosas y tu incapacidad de dialogar y hacer un esfuerzo por hacer lo correcto) si igual tus relaciones son superfluas y no tan duraderas. Tal vez es porque yo era lo suficientemente estúpida para estar ahí siempre, para entregarte todo y para no reclamarte lo que no me parecía con tal de no tener bronca. A quién no le gustaría una relación tan sencilla?
Pero igual mae, ese no es el punto de esta carta. El punto es que gracias a vos, ya no creo en nada ni en nadie. Yo tenía un pedestal con tu nombre, y era la primera en salir a defenderte cuando alguien decía la famosa frase "todos son iguales". Metí las manos en el fuego por vos un millón de veces. Y ahora lo único que me queda son llagas, la piel abierta, porque todo lo demás lo perdí gracias a vos, hasta la confianza en mi misma.
Y como te digo, lo que más me duele es tu cobardía y tu falta de sinceridad desde el principio. Tu hipocresía. Desde el día que me pediste que te dijera que era tuya (y siempre lo cumplí y siempre lo creí. Pensé que mi búsqueda había terminado, que vos eras para mi.) hasta el momento en que yo terminé esta relación (si, fui yo. Cuando aquel día en noviembre, en el carro, te pregunté si me querías, y vos, COMO EL MÁS COBARDE, me dijisite que si, aunque tu cara decía otra cosa. (Ahora entendés por qué "Fuck what you Heard " de Bane te queda como anillo al dedo?).
Ese fue el principio de tu juego. Porque jugaste conmigo. Cerdamente. Porque hasta el día en que me enteré de la verdad y te menté la madre por teléfono, fuiste capaz de decirme la verdad. Sólo cuando te viste acorralado, como cualquier animal, sacaste las garras y hablaste directamente. Todo el tiempo antes, jugaste con mi mente, con mis sentimientos. Por que como te dije, vos con tus gestos y tus palabras, te dedicaste a engañarme. A darme a entender que había una esperanza. Desde uno de los últimos "ahora no, pero uno no sabe en el futuro" hasta "es que todavía me gustas" y que terminó en sexo cuando probablemente para entonces ya estabas con otra.
Y las veces que me dijiste "Vos crees que esto ha sido muy fácil para mi ,verdad?", como haciéndote el dolido. Jueputa mae. Todo indica que para vos realmente si lo fue.
No te niego que algo me duele saber que ya tenés a otra, que ya me reemplazaste. Pero sinceramente, sabiendo como sos, no le veo futuro a tu relación. A ninguna en tu vida. Porque como te dije, de lo único que estás seguro es de poner tu placer por encima; del resto de la vida, no tenés idea de lo que querés, no tenés ambición. Y eso se evidencia en tus logros hasta el momento, y en las contradicciones en las que todo el tiempo caés cuando no te gusta algo, pero lo terminás haciendo. Y la verdad es triste. Ojalá que no termine en una relación de esas en donde siempre hay una tercera persona, porque la pareja es incapaz de estar sola y lidiar consigo mismos, afrontar y arreglar su relación. Es más sencillo tener "hijos adoptivos" en la casa siempre, a quien controlar, aconsejar y con quien salir a divertirse antes de hablar las cosas de frente y empeñarse en sanar juntos.
Tenía razón de dudar de tus intenciones desde el principio, de ser desconfiada. Sé que odiás esto de mi, pero …te lo dije, verdad? En eso siempre tuve la razón y el tiempo se encargó de dármela. También el tiempo se encargará de todo lo demás que tenga que pasar. Yo estaré esperando.
Podría seguir con un millón de cosas más, pero ya no tiene sentido, verdad? Ya nada lo tiene. Yo seguiré mi vida y vos la tuya. Definitivamente para mi va a ser más difícil porque fui la que más perdió, sobre todo porque perdí a mi mejor amigo (tanta mierda que hablamos de xxxx y resulta ser que vos fuiste peor), a mi compañero, a mi bastón. No creás que no te agradezco las cosas buenas que pasamos (que ya en perspectiva no fueron tantas), pero es más fuerte el dolor que siento por la forma en que me decepcionaste. Estúpidamente, una parte de mi sigue pensando en que vos sos EL mae para mi, a pesar de todo. Esa parte la iré matando con el recuerdo de todo lo que me hiciste-. Irá desapareciendo. Y gracias a vos, tampoco volveré a amar a nadie. Primero porque creo que hay un antes y un después a lo que logré sentir con vos, y segundo, porque ya no podría querer tanto a alguien y sufrir lo que sufrí.
Dicen que uno tiene a quien merece. Yo no sé qué tanto mal te hice para que me pagaras así, siento que no me lo merezco. O tal vez, en un arranque de narcisismo, la forma en que te comportaste y en cómo terminó todo, indica que vos sos el que no me merece.
De todas formas. No puedo desearte lo mejor. Deseo que tengás lo que realmente merecés y deseo que el tiempo, el karma, Dios, el cosmos, Alá, Buddah o lo que sea se encarguen de todo. Sólo espero que ojalá, por tu bien, aprendás a valorar todo a tu alrededor, a cuidarlo y a luchar por ello, y no que llegue un momento en que te lamentés de todo lo que no hiciste, no valoraste o dejaste pasar, y realmente sea muy tarde.
Hasta cuando sea.