Con las lluvias de setiembre y las lavadas de calle, llegan los aires para lavarle la carita a mi blog, abandonado y telerañudo desde hace algún tiempo!!
¡Qué mejor manera de remozar este pequeño espacio, en el mes de la Patria, donde todos los costarricenses nos sentimos orgullosos de nuestra tierra, idiosincrasia y forma de ser!! Y lo mejor de todo, ¡lo demostramos a los 4 vientos!! ¡Oh, si señor!!
Por ejemplo, fue increíble observar las casas y negocios repletos de banderas y decoraciones desde el primer día de setiembre! Los ventanales tricolores competían con las vitrinas que comenzaban a adornarse ya con la tilichera de Navidad! Mmmmm...
Escuchar a las bandas de las escuelas y colegios ensayar desde julio los himnos patrios, a la gente ensayar la patriótica y organizar actividades en honor a nuestras tradiciones!
Sobretodo fue impresionante ver cómo nuestro presidente pasó alentando a la ciudadanía en general para que mostraran su fervor cívico en todo momento. ¡Qué bonito! Y es que un país sin amor propio, es un país que se lo lleva el carajo. Digo yo, si no tenés el mínimo amor, respeto y fervor por lo tuyo, sino sos capaz de celebrar los casi 2 siglos de “libertad” (entre comillas, pero esos son otros 100 pesos) de tu madre patria, pues, dudo mucho que tengás amor o respeto o bolas suficientes para cuidarla como se debiera.
Y no hablo de patriotismos enfermos; ya lo dijo La Polla Records en una de sus canciones: “Un patriota, un idiota”; sino que hablo de la más mínima muestra de civismo: el celebrar a lo grande el mes de la patria. Es sentirse orgullosos de quienes somos, de lo que tenemos, de donde venimos....
Este año, setiembre y su celebraciones patrias pasaron como desapercibidas. Ni siquiera el Sr. Presidente tuvo una participación activa en los actos, tan solo se dignó a dar discursos pro apertura comercial en espacios cercados, para que los ciudadanos no le pegaran una semilla de jocote en la jupa.
Pero en todo caso, no es como que hay que esperar a que alguien más le de a uno las órdenes para hacer ciertas cosas que son deberes, no obligaciones.
Supongo que es una cuestión de educación que se ha ido perdiendo, no sólo en las aulas sino también en los hogares.
Costa Rica debería cambiarse el nombre a La Liga, Saprissa o La Sele, así de sencillo. Es difícil de encontrar hoy en día una admiración y devoción tan ferviente hacia un objeto inanimado, que no provee ni de nacionalidad, ni de techo; sólo de efímeras alegrías, pero suficientes para que la gente sea capaz de agarrarse a mecos para defender su honor.
Todos somos ticos cuando la Sele juega, pero nunca cuando de enaltecer a la patria se trata. Todos decimos “pura vida” cuando ESPN nos toma pintados antes de un partido, pero no en la cotidianidad de una celebración patria.
Es una lástima que la gente no se sepa la letra de la Patriótica Costarricense pero si los cánticos de las Barras de Fútbol! ¡ Así de evolucionados estamos!